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El sistema de drenaje en las cubiertas verdes, fundamental para asegurar su durabilidad y funcionalidad

La sostenibilidad en la edificación está cada vez más presente en las ciudades, sobre todo en las cubiertas. Según el Observatorio de la Sostenibilidad (OS), del total de cubiertas existentes en España, que estima en unas 350.000 hectáreas, se podría actuar en el 10% para convertirlas en ajardinadas.

Este tipo de cubiertas verdes son imprescindibles para proteger la biodiversidad en las ciudades, pero también como aislante térmico para regular la temperatura interior del edificio, pudiendo ahorrar entre un 20% y un 50% del consumo energético para la refrigeración, según un estudio de la Universidad Politécnica de Valencia. Esto significa que, en verano, una cubierta ajardinada es capaz de absorber hasta un 80% de la radiación y en invierno evita la pérdida de calor por la acumulación térmica.

En consecuencia, se trata de una pieza fundamental para disminuir la temperatura en las urbes, donde ha aumentado por el efecto “isla de calor” y por el propio cambio climático.  

Sobre la estimación de esas 350.000 hectáreas de cubiertas existentes, el 38% puede considerarse como ensanches, el 24% industrial ordenado, el 23% casco urbano y un 9% urbano discontinuo y el resto otras categorías, según el OS. Sin embargo, los expertos estiman que donde serían más necesarias las cubiertas verdes es en los propios cascos urbanos, ya que la temperatura ha subido en las ciudades en más de 1,5 grados como media.

Pero la funcionalidad de una cubierta vegetal no queda ahí: también puede actuar como control drenante, evitando filtraciones de agua por fuertes lluvias o deficiente mantenimiento de los desagües.

En este sentido, uno de los aspectos clave de la cubierta ajardinada es el sistema de drenaje, que evita la acumulación de agua y preserva tanto la vegetación como la propia estructura del edificio.

Tipos de cubiertas

Recordemos que las cubiertas verdes se clasifican en dos tipos. Por un lado, la ajardinada intensiva, que permite el desarrollo de plantas altas, arbustos e incluso árboles, requiriendo un alto mantenimiento debido a que el espesor de la capa de sustrato puede ser superior a 15 cm. Y, por otro, la cubierta ajardinada extensiva, caracterizado por desarrollarse sobre ella una vegetación de mínimo mantenimiento. Su espesor de sustrato es inferior a 15 cm.

Requisitos normativos

Los sistemas de drenaje en cubiertas ajardinadas deben ser seleccionados e instalados con precisión, ajustándose tanto a los requisitos normativos como a las particularidades de cada proyecto.

Según la norma UNE 104401:2013, se establece una pendiente mínima del 1,5% para garantizar un drenaje eficiente del agua de lluvia. Además, en estas cubiertas, la impermeabilización se debe realizar con sistemas adheridos y se tiene que asegurar la compatibilidad y la estabilidad de la capa aislante con la membrana.

“Las pendientes de entre 1,5% y 5% aseguran un flujo continuo, evitando puntos de acumulación de agua que podrían dañar la impermeabilización y la estabilidad del sustrato vegetal de la cubierta”, explica Blanca Gutiérrez, gerente de AIFIm, la Asociación Ibérica de Fabricantes de Impermeabilización. “En todo caso, en cubiertas con pendientes superiores al 5%, sería necesario añadir elementos de estabilización, como geoceldas, para evitar deslizamientos del sustrato”, añade.

No obstante, la norma permite excepciones en ciertos casos. Si el fabricante de la capa de impermeabilización dispone de un Documento de Idoneidad Técnica (DIT), se podrán realizar cubiertas ajardinadas completamente planas. Este documento tiene que acreditar la capacidad del sistema para soportar cubiertas sin pendiente y garantizar la adecuada gestión del agua a través de sistemas de drenaje de alta eficiencia.

Ajardinar cubiertas planas representaría una ventaja para mejorar la estética en los edificios, ya que ampliaría las posibilidades de diseño y arquitectónicas sin comprometer la seguridad y durabilidad de las cubiertas.

Consideraciones técnicas

Ejecutar una cubierta verde requiere un diseño técnico detallado para asegurar su funcionalidad y durabilidad.

La correcta selección y el dimensionado del sistema de drenaje son fundamentales para garantizar el rendimiento y la longevidad de este tipo de cubiertas. Por un lado, el diseño debe considerar factores como el caudal, la intensidad de lluvia esperada y la compatibilidad química entre la membrana y la capa impermeabilizante. Por otro, hay que prever que la capacidad drenante se adecue a las cargas previstas para evitar acumulaciones de agua que puedan comprometer la estructura.

“Una correcta ejecución y mantenimiento de la cubierta verde con integración de las membranas drenantes y otros componentes asegurará una evacuación controlada del agua, optimizará el comportamiento hídrico del sistema y prolongará la vida útil de la cubierta”, sostienen en AIFIm, asociación que agrupa a ASSA, BMI-CHOVA, DANOSA, KRYPTON CHEMICAL SL, RENOLIT – ALKORPLAN, SIKA y SOPREMA.

De esta manera se contribuye a hacer más eficientes energéticamente los edificios y avanzar hacia la descarbonización del parque inmobiliario prevista para 2050.