Podemos decir que impermeabilizar es crear una barrera que evite que el agua entre o salga, en función de nuestras necesidades, de una determinada estructura, evitando durante el mayor tiempo posible la acción de los agentes atmosféricos, de los movimientos de dicha estructura y del envejecimiento de la propia barrera.
Los inmediatos, que afectan directamente a la propia razón de ser de una impermeabilización, serían el agua, la nieve y el hielo (también el agua en condensación) pero hay más factores atmosféricos a tener en cuenta como son el viento, podemos sufrir la succión de determinadas láminas flotantes, o la humedad residual del soporte que puede dificultar la aplicación de determinados productos. Otros factores a tener en cuenta serían los derivados de sales, cloruros en general, carbonataciones etc., que también pueden afectar a las estructuras y por tanto repercutir sobre la impermeabilización. En este caso, existen determinados impermeabilizantes que cumplen la doble función de impermeabilizante y de protección del hormigón.
Los edificios son casi “seres vivos” en el sentido que están sujetos a movimientos del terreno, del propio asentamiento al entrar en carga y otros factores externos como puede ser la construcción de un tramo subterráneo del Metro. Esos movimientos pueden crear grietas o hacer que grietas existentes se expanda. Por ello es importante que se opte por productos que garanticen una adecuada capacidad de puenteo de fisuras.
Los edificios, “seres vivos” como antes decíamos, envejecen. La acción de los UV tiene especial incidencia en aquellas impermeabilizaciones expuestas, que pierden flexibilidad con el paso del tiempo en mayor o menor debida en función de los diferentes materiales.
Se consideran puntos singulares aquellos que, por sus características, requieran un tratamiento especial en el proyecto y en la ejecución de la impermeabilización, ya que suelen suponer un mayor riesgo en caso de que dicha ejecución fuera incorrecta.
Entre los puntos singulares pueden incluirse: juntas de dilatación, encuentros perimetrales, sumideros, elementos pasantes, anclajes, etc. Por ello es sumamente importante, independientemente del sistema de impermeabilización escogido, el uso de elementos prefabricados tales como bandas, gárgolas y desagües.
Una buena impermeabilización tendrá en cuenta todo aquello que en el futuro pueda modificar sus características iniciales, utilizando los elementos prefabricados existentes, cumpliendo lo expresado en las diferentes normativas y fijando un plan de mantenimiento futuro.
Se consideran puntos singulares aquellos que, por sus características, requieran un tratamiento especial en el proyecto y en la ejecución de la misma.
Entre esto puntos singulares puede incluirse:
Para el tratamiento de estos puntos singulares se utilizan una serie de bandas y piezas de láminas, bien prefabricadas o preparadas en obra, que se definen a continuación.
Recordar que forman parte del sistema de impermeabilización los elementos de anclaje como perfiles, pletinas, placas, bridas, perfiles metálicos (colaminados o no), adhesivos y fijaciones mecánicas.
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