Redescubriendo la quinta fachada: soluciones técnicas para revitalizar las cubiertas comunitarias

- En AIFIm, la Asociación Ibérica de Fabricantes de Impermeabilización, reivindican que el diseño moderno de cubiertas permite múltiples configuraciones adaptadas a las necesidades de cada comunidad.
- Desde espacios verdes o deportivos hasta superficies energéticamente activas o zonas de uso común, las cubiertas de las ciudades cobran nueva vida.
- En todos los nuevos usos, la impermeabilización se convierte en un elemento técnico esencial para garantizar la viabilidad, durabilidad y seguridad de las soluciones implementadas.
Madrid, 12 de junio 2025.- Las cubiertas de los edificios residenciales han dejado de ser un espacio olvidado o meramente técnico. Hoy, gracias a soluciones constructivas innovadoras y sostenibles, las cubiertas pueden transformarse en auténticos activos para las comunidades de vecinos. Desde espacios verdes o deportivos hasta superficies energéticamente activas o zonas de uso común, la quinta fachada del edificio cobra una nueva vida.
Para AIFIm, la Asociación Ibérica de Fabricantes de Impermeabilización, esta transformación es especialmente relevante para los administradores de fincas colegiados, que juegan un papel decisivo en la gestión, rehabilitación y mejora del parque residencial. Apostar por soluciones técnicas adecuadas no solo mejora el valor del inmueble, sino que también aporta beneficios tangibles a nivel energético, ambiental y social.
“El potencial de las cubiertas como espacios útiles para las comunidades va mucho más allá de lo estético o funcional”, señala Blanca Gutiérrez, directora de AIFIm. “Estamos ante una oportunidad real de ofrecer a los vecinos zonas de valor, mejorar el comportamiento energético del edificio y contribuir activamente a los objetivos de sostenibilidad urbana”, argumenta.
El diseño moderno de cubiertas permite múltiples configuraciones adaptadas a las necesidades de cada comunidad. Entre ellas destacan las cubiertas ajardinadas o verdes, que no solo embellecen el entorno urbano, sino que también contribuyen a reducir el efecto isla de calor, mejorar la gestión del agua de lluvia y proporcionar aislamiento térmico natural. Las cubiertas transitables se convierten en espacios de uso común para el ocio, el descanso o la práctica deportiva, fomentando la vida comunitaria. Por otro lado, las cubiertas aljibe incorporan sistemas de almacenamiento de agua que permiten su reutilización para riego o limpieza, una solución especialmente útil en entornos urbanos con limitaciones hídricas. Finalmente, las cubiertas energéticas integran tecnologías solares y otras soluciones de alta eficiencia para mejorar la demanda y el comportamiento energético de todo el edificio.
En todos estos usos, la impermeabilización se convierte en un elemento técnico esencial para garantizar la viabilidad, durabilidad y seguridad de las soluciones implementadas. Una cubierta ajardinada, un medio de almacenamiento de agua o una instalación fotovoltaica requieren sistemas impermeables de altas prestaciones, capaces de resistir cargas, raíces, exposición solar o humedad permanente.

“Sin una impermeabilización de calidad y correctamente instalada, cualquier intervención sobre la cubierta puede comprometer el confort del edificio y su estructura a largo plazo”, subraya Gutiérrez. Y continúa: “Desde AIFIm, trabajamos para que se reconozca el valor estratégico de la impermeabilización como base técnica de una cubierta funcional, segura y sostenible”.
Estas soluciones permiten recuperar la cubierta como una extensión del edificio, al servicio de las personas. En muchos proyectos, la denominada quinta fachada por el arquitecto Le Corbusier a mediados del siglo XX se ha convertido en un auténtico pulmón verde, una zona de encuentro entre vecinos o un área deportiva en altura.
También en climas con temperaturas altas, las cubiertas reflectantes o cool roof han demostrado ser especialmente eficaces en la mejora del confort térmico y la reducción del consumo energético de los edificios. Estas soluciones ayudan a mitigar el impacto del calor sobre la envolvente del edificio.
Cuando la cubierta no haya sido diseñada para un uso específico desde la fase de proyecto, y dicho uso se modifique como resultado de una rehabilitación, el cambio deberá realizarse siempre bajo la supervisión de un arquitecto o técnico competente. Este profesional deberá verificar que la nueva utilización no compromete la integridad estructural del edificio.
En el marco de los objetivos de descarbonización y rehabilitación del parque edificado, las cubiertas multifuncionales se consolidan como una de las intervenciones con mayor impacto positivo y mejor retorno económico para las comunidades. Muchas de estas actuaciones pueden beneficiarse de ayudas públicas –como el recién estrenado Plan de Azoteas Verdes del Ayuntamiento de Madrid- y programas de eficiencia energética, especialmente si incluyen mejoras en aislamiento, gestión del agua o generación renovable.
“La cubierta ya no es solo un elemento constructivo, es un espacio que puede aportar calidad de vida, reducir costes energéticos y reforzar el valor patrimonial del edificio. Es fundamental que los administradores de fincas incorporen esta visión en su estrategia de gestión y que puedan trasladar a los vecinos las ventajas de este tipo de instalaciones”, concluye Blanca Gutiérrez, directora de AIFIm.