Rehabilitación de cubiertas: patologías, soluciones y el papel de la impermeabilización

Las cubiertas y tejados son partes esenciales de la envolvente del edificio. No solo protegen frente a los agentes atmosféricos, sino que también influyen de forma determinante en la eficiencia energética, la salubridad interior y el confort térmico.
Pero hay que tener en cuenta que el deterioro por el paso del tiempo, la acción de la intemperie o una ejecución deficiente pueden provocar numerosas patologías que, en muchas ocasiones, pueden comprometer su funcionalidad y eficacia. Rehabilitar adecuadamente estas estructuras no solo es una necesidad técnica, sino una inversión estratégica para alargar la vida útil del edificio y mejorar su rendimiento energético.
Cada cubierta es distinta en su tipología, sistema constructivo, orientación, materiales con los que está construida e incluso zona climatológica en la que se encuentra. Por este motivo, la casuística de una rehabilitación debe analizarse de forma exclusiva y personalizada para incrementar la eficacia de la intervención.
Aun así, hay factores comunes que se deben tener en cuenta antes de emprender una rehabilitación de cubiertas o tejados. Estas estructuras pueden presentar diferentes tipos de daños derivados del uso prolongado y la exposición ambiental.

Patologías más frecuentes
Entre las más habituales se encuentran las filtraciones, que surgen por fallos en la impermeabilización o en los sistemas de evacuación de agua. Las humedades interiores, fruto de condensaciones persistentes, favorecen la aparición de moho, comprometiendo la salud de los usuarios. También pueden darse desprendimientos de tejas o láminas por causas mecánicas o meteorológicas, así como el deterioro progresivo de los materiales debido a la acción de los rayos ultravioleta, los ciclos térmicos extremos o la contaminación atmosférica. Estos problemas, además de generar pérdidas energéticas, pueden afectar seriamente a la estructura del edificio si no se actúa a tiempo.
En las cubiertas planas, convencionales o invertidas, utilizadas principalmente en edificios residenciales multifamiliares o de otros usos como centros comerciales, pabellones deportivos, sanitarios, etc., la evacuación del agua debe garantizarse mediante pendientes mínimas (entre el 1 % y el 5 %, según el Código Técnico de la Edificación -CTE-). Su rehabilitación ofrece la posibilidad de cambiar de un sistema a otro, mejorando el comportamiento higrotérmico y prolongando la durabilidad de los materiales.
Las cubiertas inclinadas se benefician de una evacuación de aguas más eficiente gracias a su pendiente natural. Aunque también es recomendable estudiar si necesitan una adecuada impermeabilización, especialmente en zonas más expuestas.
En este caso, también es fundamental garantizar la correcta colocación de los elementos de cobertura (tejas, placas, etc.) y permitir una buena ventilación para evitar condensaciones intersticiales.

Estrategia de rehabilitación: claves para intervenir con garantías
Para que una intervención en cubierta resulte eficaz y duradera, es fundamental adoptar una estrategia de rehabilitación integral que considere tanto los aspectos técnicos como normativos y energéticos. El primer paso imprescindible es la realización de un diagnóstico técnico completo, mediante una inspección visual y, si es necesario, ensayos específicos que permitan identificar el origen y alcance de las patologías presentes, así como posibles debilidades estructurales o deficiencias en la evacuación de agua o ventilación.
A partir de ese diagnóstico, es crucial seleccionar sistemas de materiales que sean compatibles con los existentes en la cubierta, priorizando aquellos que cuenten con certificaciones de calidad y ensayos que garanticen su comportamiento en obra. La durabilidad, la resistencia mecánica, la adaptabilidad al soporte y la facilidad de mantenimiento deben ser criterios básicos en esta elección, especialmente cuando se trata de sistemas de impermeabilización y aislamiento.
Otro eje clave de toda intervención es la mejora del comportamiento térmico del edificio. Incorporar aislamiento térmico adecuado no solo reduce el consumo energético y mejora el confort interior, sino que también protege los materiales constructivos de los cambios térmicos extremos, contribuyendo así a su conservación a largo plazo. En muchos casos, la rehabilitación de cubierta representa la oportunidad más viable para optimizar la envolvente térmica del edificio sin necesidad de intervenir en el interior de las viviendas.
Junto a estas acciones, la impermeabilización debe abordarse con el máximo rigor técnico. Elegir productos con una vida útil prolongada, resistentes a la intemperie y con capacidad de adaptarse a las condiciones de uso previstas es esencial para evitar filtraciones y proteger el conjunto del sistema constructivo. La calidad de la ejecución es igualmente importante, por lo que resulta aconsejable contar con profesionales cualificados y con experiencia específica en este tipo de soluciones.
Finalmente, cualquier actuación debe estar enmarcada dentro del cumplimiento normativo. Es imprescindible garantizar que las soluciones adoptadas respetan las exigencias del CTE, así como cualquier normativa regional o local aplicable. Además, en entornos urbanos o edificios protegidos, puede ser necesario coordinar la intervención con las autoridades municipales o patrimoniales para asegurar la compatibilidad con el entorno y la legalidad de la actuación.
Solo si se equilibra el diagnóstico técnico, la selección de soluciones eficientes y sostenibles, la correcta aplicación de los materiales y el cumplimiento de la normativa vigente, se podrá garantizar un resultado fiable, duradero y alineado con las necesidades actuales del parque edificado.
Impermeabilización: barrera clave en la rehabilitación
La impermeabilización no es solo una capa protectora. Es una solución técnica imprescindible para preservar el valor de la inversión en rehabilitación. Su correcta aplicación evita filtraciones, mejora el rendimiento térmico del aislamiento y protege la estructura de cargas adicionales por humedad o deterioro.
AIFIm promueve el uso de sistemas certificados, con ensayos técnicos europeos (como ETE o DITE) y con garantías de durabilidad. Los sistemas de impermeabilización avanzados contribuyen, además, a la sostenibilidad al reducir pérdidas energéticas y aumentar la eficiencia global del edificio.
Debemos ser conscientes de que la rehabilitación energética del parque edificado es uno de los pilares de la política europea de descarbonización. Las cubiertas representan una superficie crítica donde se pueden aplicar mejoras que impactan directamente en el consumo de energía del edificio.
Soluciones como:
- Cubiertas frías o reflectantes, que reducen el calentamiento del edificio en verano.
- Cubiertas vegetales, que mejoran el aislamiento, la absorción de CO₂ y la retención de agua.
- Integración de fotovoltaica, que convierte la cubierta en un generador de energía limpia
- Biosolares y descontaminantes, que ayudan a descarbonizar el parque edificado y a luchar contra el cambio climático.
Todas ellas pueden combinarse con una correcta impermeabilización y aislamiento para maximizar sus beneficios.
Aunque los fondos europeos Next Generation están llegando a su recta final, existen programas activos de ayudas a la rehabilitación energética en muchas comunidades autónomas y ayuntamientos.
En definitiva, rehabilitar una cubierta no es simplemente reparar daños superficiales. Es una oportunidad para modernizar el edificio, reducir su demanda energética y garantizar la seguridad y el confort de sus ocupantes. Por este motivo, desde AIFIm animan a los profesionales del sector a apostar por soluciones innovadoras y sostenibles, apoyándose en fabricantes con experiencia y en sistemas constructivos probados que aseguren la durabilidad y el rendimiento técnico deseado. La rehabilitación de cubiertas es, sin duda, una de las palancas más eficaces para mejorar el parque edificado y avanzar hacia un modelo más eficiente y resiliente.