Aspectos ecológicos de las membranas impermeabilizantes: durabilidad, reciclaje y calidad del aire
La protección del medio ambiente es una máxima de los fabricantes de impermeabilización.
Con el fin de garantizarla se presta especial atención a la durabilidad y al tratamiento responsable de los componentes de estas membranas en su fase de producción.
Un valor ecológico al alza es que las membranas impermeabilizantes sintéticas destacan por tener una baja huella de CO2 debido a sus pequeños espesores y la baja temperatura en su procesamiento.
Además, su rendimiento a largo plazo y durabilidad es clave para reducir los recursos necesarios y la escasa liberación de los componentes. Esto disminuye la necesidad de reemplazo frecuente, contribuyendo a una construcción más sostenible y de menor impacto sobre los recursos naturales, lo que se traduce en una reducción en las emisiones de carbono.
Al final de su vida útil, los sistemas instalados con estas membranas en cubiertas son fáciles de desmontar en distintos elementos individuales (aislamiento, fijaciones, barrera de vapor…) lo que facilita su reciclaje para otros usos.
Otro aspecto ecológico a tener en cuenta es la calidad interior del aire. Existen soluciones seguras de membranas de impermeabilización que impiden el paso del gas radón, gas tóxico, al interior de edificios. Son prácticas que mitigan el riesgo en la salud humana sin comprometer otros aspectos ecológicos o energéticos del edificio.
Su larga vida útil, su ligereza, baja huella de carbono, reciclabilidad y protección frente al gas radón convierten a este tipo de membranas en una opción óptima tanto en la construcción de edificios como en la rehabilitación de los ya existentes.