Impermeabilización, una intervención necesaria para conseguir la estanqueidad de los edificios y mejorar su ahorro energético
En la búsqueda de edificios y hogares que ofrezcan confort y eficiencia energética, la impermeabilización es uno de los factores clave que ayudará a conseguirlo.
Cada vez que impermeabilizamos una cubierta, estamos actuando en la preservación y la estanqueidad de un edificio. Con esta intervención, no solo estamos fijando la primera barrera de defensa contra los elementos climáticos, como la lluvia, la nieve o la humedad, sino que también estamos contribuyendo, de manera significativa, a la durabilidad y a la integridad estructural de los edificios.
Tenemos que partir de la premisa de que la aplicación de materiales impermeabilizantes en las cubiertas no solo evita filtraciones de agua, sino que también protege contra la formación de moho y la degradación prematura de los componentes estructurales, asegurando un ambiente interior seco y saludable.
Pero además de su función protectora y su responsabilidad en la prevención de patologías, la impermeabilización de cubiertas también juega un papel crucial en la reducción de la demanda energética del edificio. Para rebajar el consumo de energía es fundamental conseguir ambientes estancos, por los que no entre aire, ni humedad.
Un edificio con un alto grado de estanqueidad se traducirá de forma inmediata en un inmueble que ofrece un mayor confort para los ocupantes, y ahorros significativos en las facturas de calefacción y refrigeración, fortaleciendo así la sostenibilidad y el rendimiento a largo plazo de toda la estructura.
Otro aspecto a tener en cuenta es que, al prevenir las posibles infiltraciones de agua, se reduce la posibilidad de daños en los aislamientos térmicos, responsables de mantener la temperatura interior de manera constante y reducir las necesidades de climatización de los inmuebles.
Por todo ello debemos considerar que la impermeabilización, la estanqueidad y el ahorro energético no son factores independientes, sino intervenciones interrelacionadas que, cuando se abordan de manera integral, transforman los hogares, oficinas y todo tipo de inmuebles en espacios resilientes, confortables y sostenibles.
Una vez más queda demostrada la gran utilidad de la impermeabilización de edificios, más allá de la simple preservación de las estructuras y la prevención de patologías provocadas por filtraciones de agua y humedad.
Este aporte a la estanqueidad y al ahorro energético de los edificios ayuda a ampliar su durabilidad y a mejorar la huella ambiental del parque edificado; juega un papel crucial en la protección, incrementa el valor a largo plazo de la propiedad y es fundamental para garantizar la salud, el bienestar y el confort de sus ocupantes.