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Biodiversidad en las ciudades: Tecnologías disponibles y ventajas de las cubiertas ajardinadas

Cubierta Ajardinada

Las cubiertas ajardinadas, ecológicas o tejados verdes han dejado de ser solamente un elemento de distinción y diseño arquitectónico para los edificios y viviendas.

Con la continua expansión urbana que absorbe los hábitats de las plantas, insectos y aves autóctonas, esta especie de tejados vivos proporciona nuevos hábitats para la prosperidad de la ecología local. Además de reducir la huella de carbono, las humedades o el ruido, el ajardinamiento de las cubiertas optimiza el uso del espacio y ayuda a conservar y revalorizar el inmueble y sus cualidades energéticas.

Desde AIFIm, la Asociación Ibérica de Fabricantes de Impermeabilización, recuerdan que este tipo de cubiertas consisten básicamente en una capa de vegetación plantada sobre una base impermeabilizada en el techo del inmueble. La asociación recomienda que “a la hora de reformar o construir una vivienda es muy aconsejable echar un vistazo a las ventajas que ofrecen las cubiertas vegetales y a las numerosas soluciones estéticas y técnicas que existen”.

Paisajistas, arquitectos y constructores se dan la mano en esta alternativa constructiva que ofrece beneficios estéticos, ecológicos, ambientales, financieros y técnicos.

El uso del tejado como zona ajardinada y en la que se pueden cultivar desde pastos bajos, hierbas o sedum hasta árboles o arbustos dependiendo de la cubierta, da un nuevo valor estético al inmueble y ayuda a integrarlo en su entorno y le otorga atractivo visual con un ambiente de parque en la azotea.

Una cubierta vegetal puede crear una ecología local ayudando a la biodiversidad con la creación de nuevos hábitats o espacios saludables que apoyan la colonización natural de plantas, pájaros o pequeños animales locales.

Desde el punto de vista de la ecología, el paisajismo en los tejados reduce el riesgo de inundaciones y disminuye el flujo de aguas pluviales al retener hasta un 75 por ciento del agua de lluvia, aliviando no solo la presión del agua, sino también la infraestructura de drenaje.

Mejora también la calidad del aire al reducir los gases contaminantes y las partículas de polvo por la filtración del aire y la fotosíntesis. “Además, la evaporación natural del agua de las plantas y el suelo ayuda a enfriar y humedecer el aire al reducir la temperatura ambiente y el efecto isla de calor urbano (la diferencia de temperatura entre las zonas urbanas y el campo circundante que, en las grandes ciudades, puede llegar a los diez grados en los meses más calurosos)”, recuerdan los fabricantes de soluciones de impermeabilización.

Las grandes superficies de los edificios reflejan e irradian la energía solar dentro de una zona edificada, que no se disipa completamente durante la noche. El sustrato de un tejado verde absorbe parte de este calor y la evaporación del agua de las plantas y el suelo ayuda a enfriar y humedecer el aire, reduciendo la temperatura.

Entre los beneficios asociados a esta alternativa para las azoteas se incluyen algunos que combinan la rentabilidad financiera y la social. Los tejados verdes reducen la huella de carbono gracias a la disminución de los costes de calefacción y aire acondicionado por el efecto de masa térmica de la cubierta verde que otorga mejor aislamiento térmico.

El aislamiento también tiene efectos en términos de reducción de ruido ya que las cubiertas ajardinadas tienen excelentes cualidades acústicas tanto para el ruido interno como para el externo.

Las cubiertas verdes extienden la vida útil de la membrana impermeabilizante al protegerla de los dañinos rayos UV y de los ciclos de congelación y descongelación.

Al tiempo que aumenta el valor de la propiedad y el encaje con las iniciativas mundiales de sostenibilidad, el tejado ajardinado puede ayudar a conseguir la cada vez más importante calificación de certificación sostenible.

Tecnologías y usos

En AIFIm explican que, aunque el entorno ideal para la instalación de estos peculiares jardines son las cubiertas planas, hay opciones constructivas para crear zonas ajardinadas sobre cualquier superficie, incluyendo tejados inclinados. Eso sí, las cubiertas planas o con suave inclinación permiten compatibilizar el uso y disfrute de la zona ajardinada.

Es imprescindible tener en cuenta la información de cimientos y sistemas para asegurarse del peso que puede soportar la cubierta y los materiales a utilizar.

Básicamente hay dos tipos de cubiertas verdes: extensivas e intensivas.

​​Las cubiertas verdes extensivas generalmente son más bajas en peso y costes y requieren menos mantenimiento de la planta. Con solo unos pocos centímetros de suelo, las cubiertas verdes extensivas generalmente son compatibles con plantas que toleran el calor intenso, la sequía, el viento y las heladas como las gramíneas, las flores silvestres y el musgo. Las cubiertas verdes extensivas se usan a menudo en áreas que no estarán sujetas a tráfico regular.

Las cubiertas intensivas son más pesadas, cuestan más y requieren mucho más mantenimiento y uso energético. Sin embargo, debido a que el suelo es más profundo, pueden acomodar árboles, arbustos, y huertos. No es raro ver una cubierta verde intensiva empleada para fines recreativos.

Imprescindible una correcta impermeabilización

La correcta impermeabilización del suelo que va a soportar la cubierta ajardinada es uno de los elementos clave. Existen distintos tipos de soluciones tanto líquidas, como sintéticas y bituminosas y todas con certificado anti-raíces.

Para cubiertas extensivas o intensivas, existen distintos tipos de soluciones líquidas con certificado FLL (anti-raíces) que crean una membrana continua muy flexible y elástica, que se adapta a la geometría de la superficie de base sin juntas. Necesitan de una base regular y una capa de imprimación.

Pueden utilizarse soluciones monocomponentes y bicomponentes en función del presupuesto y el proyecto. Las primeras incluyen polímeros de dispersión mientras que las segundas, más rápidas, contienen, además de polímeros, elastizantes poliacrílicos que, al mezclarse y secarse crean una película flexible.

Las membranas líquidas monocomponentes, para cubiertas intensivas y extensivas de bajo mantenimiento son también resistentes a raíces y microorganismos ofrecen mucha elasticidad y resistencia a la rotura y a la humedad a los 10 minutos de su instalación.

Otra opción son los sistemas con membranas líquidas proyectables, de uso en cubiertas intensivas o extensivas, mediante la proyección de poliuretano de dos componentes, de aplicación y endurecimiento rápidos, que ofrecen impermeabilización continua sin necesidad de juntas.

Este sistema se adhiere al soporte eliminando el riesgo de flujo de agua lateral bajo el sistema de impermeabilización. Con este sistema pueden prevenirse posibles pérdidas futuras que no se propagarán por debajo de la superficie y que pueden ser fácilmente localizadas y reparadas.