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La línea de vida, el sistema de seguridad que te ancla con la vida

Los datos de siniestralidad en el sector de la construcción son preocupantes y, aunque en los últimos años se han realizado importantes esfuerzos por mejorarlos, lo cierto es que sigue teniendo la cifra más alta de accidentes dentro de los sectores productivos. La maquinaria pesada, el empleo de producto peligrosos, las cargas excesivas y los trabajos en altura son, sin lugar a dudas, factores de riesgo que en un alto porcentaje (20% de los casos) terminan en ingreso hospitalario. Si hablamos de los trabajos en altura, como las reparaciones de las cubiertas, el Instituto Nacional de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, INSST, nos advierte de que cada siete días un trabajador sufre una caída grave –la mayoría en cubiertas no transitables, según los datos aportados en la campaña #Bajarconvida, que AIFIm suscribió–.

Actuar con sentido común y responsabilidad, aplicando el protocolo establecido para la realización de este tipo de labores es fundamental para garantizar la seguridad de los trabajadores. Desde ANEDI, la Asociación Nacional de Empresas de Impermeabilización, a través de su Guía de Impermeabilización, nos recuerdan que el procedimiento básico que debemos seguir, antes de acometer cualquier trabajo de impermeabilización, pasa por:

  1. Tener presentes los procedimientos de gestión preventiva de riesgos laborales desde el primer momento, para anticipar cualquier actuación que pueda afectar a la seguridad.
  2.  Facilitar que la información entre todos los agentes implicados sea fluida y clara. En este sentido, desde ANEDI nos recomiendan realizar un cronograma de las acciones, riesgos y viabilidad de las mismas.
  3.  Valorar la necesidad de contar con un Safety Manager. Esta figura es la que se encargará de aplicar cada una de las medidas vinculadas a la seguridad en la obra.
  4. Ofrecer la formación necesaria para prevenir todo tipo de accidentes. Conocer los riesgos, procedimientos y medidas preventivas puede salvar vidas.

Junto a estos cuatro puntos, nosotros queremos añadir un quinto; en caso de ser imprescindible el trabajo en altura para la reparación de la cubierta: contar siempre con instalaciones especiales u otros sistemas para evitar los accidentes. Hablamos de las líneas de vida.

Estos son sistemas anticaídas homologados y certificados destinados a la prevención de caídas de las personas cuando se realizan trabajos en altura. Las líneas de vida protegen accesos, caminos de rodadura, puentes grúa, cargaderos, silos, cubiertas etc. Su utilización se recomienda cuando se deban realizar trabajos a más de dos metros de altura.

Podemos hablar de dos tipos de sistemas anticaídas (línea de vida):

  • Los sistemas de retención
  • Los sistemas de detención

Los sistemas de retención se instalan a 2,3 metros del borde de la cubierta o tejado, y el usuario no puede desviarse de una ruta fija. Se requieren pocos EPIS para este tipo de sistema de protección y los usuarios no necesitan formación específica.

Los sistemas de detención de caídas son sistemas más complejos en cuanto a su instalación y uso. El diseño de un sistema de detención de caídas siempre debe estar respaldado por cálculos publicados, aplicables a la estructura de la cubierta o tejado en particular. Además, se debe tener en cuenta la altura del edificio y la libertad de caída –espacio libre bajo una persona para detener una caída–. Se requieren EPIS especiales para este tipo de sistema de protección contra caídas. Además, se debe formar a los usuarios y elaborar un plan de salvamento.

La fijación de la línea de vida se puede realizar mediante una solución “tradicional” de anclaje basculante, como nos recuerdan desde ETANCO, o a través de sistemas más específicos como su combinación de arandela-tornillo, que ofrece una instalación más precisa, empleando para ello menos tiempo.

Para finalizar, desde AIFIm queremos recordar la importancia de que este tipo de instalaciones las realice siempre un profesional cualificado y con formación específica.