Hotel Victoria Suites
Ubicación:
Adeje (Tenerife)Una cubierta ajardinada de cinco estrellas
El exclusivo Hotel GF Victoria, situado en Tenerife, aúna en su cubierta diseño e interesantes beneficios medioambientales
“Las cubiertas son las únicas superficies de los edificios donde se puede trabajar para conseguir esa comunión entre arquitectura, desarrollo urbano y respeto por el medio ambiente. Las cubiertas ecológicas, por todos sus beneficios, deberían ser requisito exigible en cada edificio”. Así de contundente se muestra SIKA, asociado de AIFIm (Asociación Ibérica de Fabricantes de Impermeabilización), sobre el aprovechamiento de las cubiertas de los edificios para aportar sostenibilidad en el plano social, económico y medioambiental.
Buena muestra de ello y la mejor forma de llevar a la práctica esta máxima teórica fue la excelente ejecución de la impermeabilización de la cubierta ajardinada del Hotel GF Victoria, un establecimiento de cinco estrellas situado en la Costa Adeje, en la isla de Tenerife, y que contó con soluciones de esta compañía.
Gracias a esta cubierta verde que aportó, además de un llamativo y estético diseño, interesantes beneficios, se ha contribuido a la recuperación del hábitat natural de la zona, principalmente en la flora y en los animales que la polinizan.
Pero esta cubierta, impermeabilizada y posteriormente ajardinada, ha supuesto otros muchos beneficios para el hotel, ya que ha mejorado de forma muy notable la protección térmica del edificio, suavizando el efecto isla de calor a nivel urbano, creando sumideros de partículas descontaminantes y fijando el CO2 a cambio de liberar oxígeno.
El mayor reto al que se enfrentaron el estudio AI Arquitectura; la propiedad, Grupo Fedola; y la empresa instaladora, Impermeabilizaciones Machado, fue la ejecución de una cubierta ajardinada con el desafío arquitectónico de sus 45 grados de inclinación, la mayor a nivel europeo, que supuso una auténtica apuesta para el equipo a la hora de construirla, evitando los riesgos de deslizamiento del sustrato y de dañar las láminas impermeabilizantes.
La media de inclinación de esta cubierta ajardinada es de entre 40 y 45 grados pero en algunos puntos hay incluso 50º. Cuando la media documentada en cubiertas ajardinadas inclinadas no pasan de los 40º de pendiente. El reto de instalar una cubierta con tanta pendiente fue, según Gerardo Machado, la mayor dificultad del proyecto: “El desnivel tan pronunciado y los numerosos cambios de pendiente (algunos de ellos no perpendiculares a la máxima inclinación) fueron un problema, porque tienes que garantizar que los materiales no se deslicen respecto al plano inclinado, lo que nos obligó a poner unas barreras de retención que no se ven, pero están ahí”.
Vegetación autóctona y de bajo mantenimiento
Otra de las dificultades técnicas que tuvieron que solventar los instaladores fue el tipo de planta elegido para esta cubierta en las Islas Canarias. Normalmente en Europa y Norteamérica se utilizan alfombras o tepes de sedum, una planta carnosa, de hoja perenne y que requiere muy poco sustrato y mantenimiento. Pero en el caso del Hotel GF Victoria, su uso no fue posible, “no pudimos traerlo porque Canarias es un lugar protegido respecto a la vegetación que puedes importar. Cualquier planta tiene que certificar la ausencia de plagas y documentar en origen los tratamientos fitosanitarios. Tuvimos incluso que devolver las plantas encargadas porque no cumplían los requerimientos por el sustrato en el que venían y que no estaba tratado”, afirma el responsable de esta instalación.
Descartado el sedum, los instaladores buscaron una solución similar, de bajo riego, adaptada al clima tropical y la normativa canaria. Se utilizaron varias familias de plantas: tapizantes, rastreras y que requieren cuidados mínimos para las zonas transitables por mantenimiento y un tipo de plantas subarbustivas y aromáticas para el resto de zonas. “Buscamos unas plantas que los operarios no deteriorasen con las cuerdas de los arneses durante las futuras labores de mantenimiento y para el resto de áreas, plantas de bajo riego, que absorban agua en su justa medida para evitar la erosión del sustrato y al mismo tiempo que no supongan una carga estructural”, explica Gerardo Machado.
Se buscó una elegante combinación cromática y se evitó que se hiciesen dibujos con la disposición de las plantas para que no se incrementase el mantenimiento.
El sistema de impermeabilización elegido también fue objeto de estudio e investigación por parte de todas las partes implicadas. Se perseguía que fuese lo más sostenible y duradero posible y se optó por una solución técnica con un soporte con forjado de hormigón, una capa separadora con un geotextil de 300 gr/m2, una membrana de FPO de 1,8 mm de espesor, como capa de impermeabilización, barreras anti empuje y perfiles de acero inoxidable y una nueva capa geotextil como capa de protección antipunzonante.
Para el sustrato se utilizó una manta de protección y retención de agua de fibras sintéticas con un peso de 1,5 kg/m2 capaz de retener 12 litros/m2 de agua, piezas contenedoras del sustrato en forma de retícula y una lámina protectora, armada con un velo de fibra de vidrio que proporcionó estabilidad dimensional y resistencia a la perforación de raíces.
Fijaciones novedosas con cordón de soldadura
“Todo el montaje de la cubierta tenía que prevenir los deslizamientos en superficie. Las impermeabilizaciones con láminas sintéticas suelen fijarse con sistemas de arandelas. En este caso tuvimos que idear una modificación del planteamiento usando unos perfiles metálicos y un cordón de soldadura, fijado a la propia lámina, para repartir la presión de la carga en toda la longitud del perfil y evitar la retracción”, detallan desde la empresa instaladora.
El sistema elegido ha demostrado su eficacia y versatilidad a lo largo de los años transcurridos desde su instalación. Es para los participantes en este gran proyecto de impermeabilización un magnífico ejemplo de cómo una cubierta puede extender su uso mucho más allá del techado y protección de un espacio habitable.
“Este caso de éxito nos puede hacer reflexionar sobre todas las superficies planas con las que contamos como terrazas, balcones o azoteas que pueden convertirse en zonas mucho más agradables y confortables, con mucha menor temperatura, tal y como se ha demostrado en el Hotel Victoria de Tenerife y que, además, aporten aislamiento térmico y acústico al interior de las viviendas y beneficios medioambientales a las ciudades”, finaliza Gerardo Machado.
Con él coinciden los asociados de AIFIm: Grupo BMI, ChovA, Danosa, MAPEI, RENOLIT ALKORPLAN, Sika y Soprema. Los integrantes de esta asociación han reivindicado que las cubiertas de los edificios cobren cada vez un papel más destacable en la arquitectura y, al mismo tiempo, se recuperen parámetros medioambientales que durante mucho tiempo han sido obviados y olvidados.
Estas empresas especialistas en la fabricación de materiales de impermeabilización y otros sistemas y soluciones para la edificación consideran que una de las mayores ventajas del uso de sus materiales es la creación de nuevos espacios de uso: “Las cubiertas son una parte muy importante de los edificios, pero generalmente no se dedica tiempo para estudiar cómo mejorarlas. ¿Por qué una cubierta no puede ser un espacio de uso?, ¿Por qué una comunidad de vecinos, los empleados de cualquier empresa, o los enfermos de un hospital no pueden hacer uso de las cubiertas como si fueran un jardín o un huerto donde cultivar alimentos? Está demostrado, además, que emocionalmente, la vegetación tiene efectos muy positivos sobre el estado de ánimo de las personas”, reflexionan los asociados de AIFIm.