Ventajas de las láminas bituminosas para prevenir humedades
Las membranas bituminosas (que contienen betún o similares) son telas sintéticas flexibles impregnadas de asfalto que se utilizan desde hace más de 100 años como impermeabilizantes en la edificación. Innovaciones constantes y alta tecnología y desarrollo en los últimos años han permitido ofrecer productos seguros para el medio ambiente, y económica y energéticamente muy competitivos.
El uso de un aglutinante similar al betún se remonta al siglo XIX cuando aparecieron en Europa las primeras máquinas para fabricar rollos de fieltros para tejados. A día de hoy el uso de membranas de betún modificado con polímeros sigue siendo el método más común para proteger las cubiertas planas de las humedades.
Más de un 60 por ciento de los tejados planos nuevos en Europa se cubren con membranas bituminosas, popularmente conocidas como telas asfálticas.
Las membranas bituminosas suelen aplicarse al tejado mediante soldadura con soplete o aire caliente, aunque algunas marcas ofrecen láminas que pueden instalarse en frío.
El producto, certificado por un organismo independiente, está sujeto al Reglamento de Productos de la Construcción (CPR) en Europa y etiquetado con la marca CE, está cubierto por las Evaluaciones Técnicas Europeas (ETA) en algunas aplicaciones especiales (como sistemas de fijación mecánica).
Instaladas sobre superficies uniformes, lisas, limpias y secas, estas láminas son una solución versátil de enorme eficiencia para impermeabilizar o aislar suelos, terrazas o balcones.
Existen varios tipos de láminas asfálticas (con terminación en arena o plástico, metálicas, con gránulos minerales o pizarra, autoadhesivas o incluso específicas para muros), que pueden adaptarse sin dificultad a su proyecto de construcción, restauración o reformas.
Su primera gran ventaja y cualidad es la impermeabilización, ya que el producto impide no solo el paso del agua, sino también las filtraciones de aire protegiendo la edificación de inclemencias meteorológicas y evitando desperfectos en las estructuras.
La flexibilidad y versatilidad del material es otra de sus grandes fortalezas. Se trata de un producto fácilmente manejable y moldeable que se adapta a la perfección a cualquier superficie.
Sus propiedades se pueden garantizar durante un cuarto de siglo (si se instalan sobre cubiertas ya protegidas anteriormente), aunque habitualmente se mantienen intactas durante un mínimo de diez años, por lo que la durabilidad las convierte en una inversión rentable a largo plazo por su resistencia al paso del tiempo y las inclemencias.
En AIFIm te ofrecemos de un vistazo una guía básica de instalación del producto, distintos tipos de sistemas de impermeabilización y sus ventajas y características en función del uso.